El local era un antiguo taller de matricería en un edificio industrial en el centro de Bilbao.
Sin perder el espíritu industrial original, dotamos al espacio de las instalaciones y condiciones mínimas para el desarrollo del trabajo de oficina. Se aprovecha la fachada principal con grandes ventanales para dotas de luz la zona principal y se organizan los espacios restantes para el resto de servicios incidiendo lo mínimo posible en el conjunto y trabajando únicamente con materiales neutros y la luz.